Boxeo, un legado que se transmite de padre a hijo en la familia Narváez
Omar Narváez, campeón del mundo en categoría Mosca y Súper Mosca, es entrenador de la delegación argentina. Entre los púgiles se destaca su hijo Junior, que busca continuar con la herencia deportiva que le transmitió su padre.
Junior Narváez subió el jueves al ring del pabellón C de La Rural a disputar su pelea de la categoría 49-52 kg en los III Juegos Suramericanos de la Juventud. En la esquina del cuadrilátero, se encontraba nada más que Omar Narváez, campeón del mundo en categoría Mosca y Super Mosca, su padre y ahora, entrenador.
La pasión y el talento por el deporte pasan de generación en generación. En este caso, el legado del boxeo se transmitió en la familia Narváez de manera natural.
Para Junior, participar en los Juegos Suramericanos fue un «orgullo». «Estoy muy feliz, es un sueño vestir estos colores y representar a la Argentina en un torneo internacional», destacó.
El joven de 17 años aseguró que estar en Rosario y tener al público alentando es «muy lindo»: «Nos hace sentir locales».
«Siempre lo veo como un entrenador, fuera de mi casa él es mi entrenador», afirmó el boxeador sobre ‘Huracán’ Narváez. «Es un orgullo que un doble campeón del mundo esté en mi esquina y eso siempre me da mucha confianza», valoró el púgil.
Por su parte, el campeón mundial entre 2002 y 2014 y entrenador de la delegación argentina explicó que comenzó a trabajar con el seleccionado luego de finalizar su carrera, desde hace tres años: «Sabía que en un momento se iba a dar, solo restaba que finalice mi carrera para poder cumplir este sueño».
«Estoy muy contento con esta nueva etapa de mi vida y espero seguir aportando al boxeo argentino desde este nuevo lugar», indicó.
El entrenador y padre de Junior aseguró que es «una ilusión y un sueño» poder acompañar a su hijo en su carrera deportiva. «Recién acaba de cumplir 17 años, aún le queda un año más como juvenil y ya está peleando en un gran nivel con los mejores boxeadores de Latinoamérica. Tiene que seguir por este camino», dijo con orgullo desde su doble rol.
«Estoy muy contento de estar en la ciudad, recibir el cariño de la gente me llena el alma. La verdad es muy lindo participar en estos Juegos Suramericanos y que sean en Rosario», agregó.
Omar fue olímpico en Atlanta 1996 y Sydney 2000. Su hijo, Junior, comenzó en Rosario 2022 su trayecto en eventos multidisciplinas que pueden a futuro, llevarlo también a defender la bandera argentina en lo más alto del olimpismo, con su padre como referente.